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Si bien muchos piensan de Chicago como un centro urbano que proveería todo menos un medio ambiente hospitalario para las aves, no es así. Chicago está situada entre el lago Michigan hacia el este y el campo abierto hacia el oeste y el sur. Las aves tienen gran movilidad y migran miles de kilómetros desde sus zonas de nidación en el norte hacia sus zonas de hibernación en el sur y de regreso, abarcando un hábitat de gran extensión, que a veces va de un continente a otro. Chicago, con sus 7,300 acres de tierra parquizada, kilómetros de orillas del lago, docenas de lagos y lagunas e incluso nuestros propios jardines traseros, proporciona la escala de descanso necesaria para millones de migradoras cada año. Los hábitats para aves de Chicago proveen a las migradoras alimento, agua y cobijo.
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El lago Michigan constituye una importante masa de agua para los patos, colimbos, somormujos, patos zambullidores y gaviotas. Su vegetación, peces, crustáceos y otros organismos acuáticos abastecen de alimento a las aves acuáticas y demás pájaros. La línea costera proporciona algas marinas ricas en nutrientes y rebosa de insectos e invertebrados para satisfacer a las aves costeras durante su migración. Otras aves aprovechan las áreas más secas, más allá de las playas o en parques costeros, como lugares de descanso.
Entre las aves que usan los lagos y la línea costera se incluyen el colimbo grande, el mergo común, el playero coleador, el martín pescador norteño, el águila pescadora, la gaviota de Bonaparte, el playero sabanero, el zarapito menor y la agachadiza común.
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Los pantanos, como los que rodean al área Lake Calumet, ofrecen alimento y refugio a patos, somormujos, águilas pescadoras y garzas nocturnas de corona negra. Las charcas y lagunas, en parques y campos de golf, proveen el hábitat apropiado para muchos patos remeros y les permiten instalarse durante parte del invierno. Los pantanos, el agua poco profunda de los bordes de charcas y lagunas, son atractivos para muchas aves. Los pantanos, charcas y lagunas se usan también como hábitat para la cría de anfibios y peces, así también como de insectos que sirven de alimento a las aves costeras y acuáticas.
Las aves que usan pantanos, charcas y lagunas incluyen la garza nocturna de corona negra, el colimbo grande, el martín pescador norteño, el mergo común y la agachadiza común.
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Las llanuras son prados que en su mayoría carecen de árboles. La población de muchas especies de aves de llanura está declinando porque las tierras originales han sido devastadas por el desarrollo, la agricultura y la sobrepastura. Muchos de estos pájaros usan espacios abiertos para exhibiciones de vuelo durante el cortejo y muchos anidan en tierra.
Las sabanas son planicies caracterizadas por pastos duros y crecimiento de árboles dispersos. Las sabanas naturales, típicamente dominadas por robles, resultan atractivas para las aves merodeadoras. Otras especies de árboles adultos, con prados debajo y cerca de ellos, también ofrecen sombra y lugares dónde posarse, cercanas a las fuentes de alimento.
Los arbustos invitan al descanso o al refugio al abrigo de sus ramas y a ellos acuden las aves que usan prados adyacentes para alimentarse. En algunos casos, estos arbustos proveen frutos o atraen insectos de los que se alimentan las aves. Las semillas de muchas plantas de la llanura son una fuente importante de alimento para las migradoras del otoño y las residentes del invierno. Algunas flores silvestres de la llanura son una fuente directa de alimento y otras atraen insectos de los que se nutren las aves.
Entre las aves que usan llanuras, sabanas y prados con arbustos, se incluyen el tirano dorso negro, el ámpelis americano, el chotacabras común, el gorrión azul y el halcón de cola roja.
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Las áreas densamente boscosas ofrecen buen refugio y una fuente concentrada de alimento. Las áreas con árboles florales y frutales, aportan un beneficio particular al hábitat porque atraen insectos. Los árboles perennes y los arbustos proporcionan albergue durante todo el año y aquellos como el enebro, proveen bayas de las cuales pueden alimentarse las aves.
Entre las aves que usan los bosques, se incluyen el chupasavia maculado, el colibrí garganta rubí, el ámpelis americano, el gorrión garganta blanca, el oriol de Baltimore y el chotacabras común.
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Sorprendentemente, algunas aves se aclimatan bastante bien al paisaje urbano, formado por lugares de estacionamiento, aeropuertos, tejados de edificios y rascacielos. Si bien las partes más congestionadas de la ciudad ofrecen un hábitat poco apropiado aún para las especies más resistentes, tales como la paloma y el gorrión doméstico, las áreas abiertas de los ambientes urbanos albergan regularmente una sorprendente variedad de especies de aves. El paisaje urbano suministra especies alimenticias adecuadas, tales como insectos para el playero sabanero y los gorriones de garganta blanca, ratones para los búhos nivales, así como palomas domésticas y otras aves para los halcones peregrinos. Los rascacielos también evocan los peñascos de las montañas, hábitat natural del halcón peregrino.
Entre las aves que prosperan en las áreas urbanas, se incluyen la agachadiza común, el playero sabanero, el halcón peregrino, el halcón de cola roja, el búho nival y la golondrina púrpura.
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Aunque sean diseñados y desarrollados de una manera típica, nuestros jardines ofrecen con frecuencia alimento y albergue a las aves. En algunos casos, hasta los descubrimos anidando en los dinteles de nuestras casas. En las grandes ciudades como Chicago, donde el hábitat natural es escaso o inexistente, es importante disponer de alimento, agua, comodidades para anidar y refugio en nuestros jardines y parques vecinos. Cuando rediseñe su jardín o agregue nuevas plantas, proyéctelo pensando en las aves.
Entre las aves que usan nuestros jardines, se incluyen el colibrí garganta rubí, la golondrina púrpura, el gorrión de garganta blanca y el chotacabras común.
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